Babacar Fall: “Mi sueño es abrir una escuela de cocina en Senegal”

Babacar Fall posa sonriente con el Sol Repsol | Foto: José L. Conde
Babacar Fall posa sonriente con el Sol Repsol | Foto: José L. Conde

El chef de Char Fuego y Brasas, que viene de un país donde los hombres no son bien vistos en la cocina, logra un Sol de la Guía Repsol en La Caleta de Adeje

A Babacar Fall se le ve muy feliz en el restaurante Char Brasas y Fuego, ubicado en la Caleta de Adeje, donde recientemente ha recibido un Sol de la Guía Repsol, en la gala celebrada en Cartagena (Murcia). Nacido en Senegal hace 32 años, su llegada a la isla no fue en patera sino gracias a un familiar que tenía una escuela de baile en Tenerife. Sin embargo, su mirada se mantiene en Senegal, un país donde a los hombres no se les permite ser cocinero. Él lo ha conseguido y además se ha convertido en el primer chef de Senegal que consigue la distinción de la Guía Repsol, un orgullo para su país.

La historia de Babacar Fall merece la pena ser conocida. Desde muy temprana edad empezó su entusiamo por la cocina, pero desgraciadamente en su país el papel protagonista corresponde a las mujeres, mientras que se ve mal que los hombres entren en el mundo de los fogones. Sn embargo, Babacar aprovecha el tiempo con su abuela para ir conociendo los entresijos de este mundo.

Como tenía familia en Tenerife -tenían una escuela de baile- comenzó a visitar la isla durante los periodos de vacaciones mientras se acrecentaba su interés por la cocina. Comenzó a estudiar en el Puerto de la Cruz y luego en el Centro Integrado de Formación Profesional Virgen de Candelaria, donde recuerda las enseñanzas de Rogelio Quintero, que hizo posible que el sueño del senegalés de hiciera realidad.

Fall no escatima elogios hacia los miembros de su equipo | Foto: José L. Conde
Fall no escatima elogios hacia los miembros de su equipo | Foto: José L. Conde

El chef siente añoranza por su país y, sobre todo pena, porque hay muchos jóvenes que vienen en patera al archipiélago, jugándose la vida, en busca de un futuro prometedor que no consiguen en su país. “Ellos no tienen la oportunidad que me ha dado a mí la vida de poder coger un barco y aprender y buscarme la vida. En mi país la cocina no es un trabajo para hombres, aunque ahora las cosas están cambiando y ya se ve a algún varón cocinando, pero todavía es muy complicado”, afirma.

Char Fuego y Brasas abrió sus puertas en el año 2015 de la mano de Ventura Group, en la calle El Muelle, edificio Famar, local bajo 2, La Caleta, donde se consolidó la formación de Babacar, que le ha llevado a que la fachada del restaurante luzca un Sol de la Guía Repsol.

Babacar Fall controla el reconocimiento que la logrado de las guías gastronómica pero mantiene los pies en la tierra. “Mi sueño es abrir una escuela de cocina en Senegal para aquellos que quieren trabajar en este sector y darles una oportunidad. Hay jóvenes a los que les gustan este oficio y no tienen oportunidad para aprenderlo”, afirma

Mientras, el chef senegalés se siente en Canarias como “en casa, aquí me tratan muy bien” y no descarta en “un futuro abrir un restaurante propio con producto canario cien por cien”. Y destaca la labor de su equipo integrado por senegaleses, italianos, colombianos, etcétera, “ya que sin ellos no podría hacer nada de lo que quiero hacer”. Babacar ha sido capaz de convertir su sueño en realidad, ahora le queda pendiente la escuela de Senegal.

Alcachofas confitadas en aceite de oliva y servidas con velo de panceta ibérica ahumada | Foto: José L. Conde
Alcachofas confitadas en aceite de oliva y servidas con velo de panceta ibérica ahumada | Foto: José L. Conde

Carnes premium y verduras de Tenerife como la alcachofa

La visita a Char Fuego y Brasas no se entiende sin probar sus carnes de la categoria premium. Destacables son el tartar Luismi (la cárnica favorita de Martin Berasategui) o el lomo bajo de Wagyu, de un peso aproximado a los 0,7 kilos, de Múdejar Wagyu de Teruel. De entrada, cuando hay existencias, carabinero de La Santa (Lanzarote) o la opción de cangrejo real sellado con mantequilla ‘noisette’, parmentier y crema ácida de cava. Otra opción de primer plato para compartir son las alcachofas, cultivadas en Güímar, confitadas en aceite de oliva, terminadas al horno de brasa y servidas con velo de panceta ibérica ahumada.

Los postres también versionan el producto kilómetro 0. La piña asada presentada en tres texturas como tartar, asada a la brasa y acompañada de helado de piña y chile habanero. Más dulce, el coulant de caramelo Valrhona con helado artesanal de mantequilla tostada. Esmerada carta de vinos con la aportación de las bodegas canarias. Un gran restaurante en un enclave gastronómico de pescado. | José L. Conde