SAL Y PIMIENTA | Los sueños, sueños son

Imagen de la gala Michelin celebrada en el hotel The Ritz Carlton Abama. | Foto: Sergio Méndez
Imagen de la gala Michelin celebrada en el hotel The Ritz Carlton Abama | Foto: Sergio Méndez

Estas fechas son propicias para hacer balance del año, tarea que no siempre es fácil. Más aún cuando este análisis no quedaría bien explicado si no se mira qué pasó el año anterior.

Me explico, 2017 fue un año excelente para la gastronomía de Canarias, pero de manera especial para la isla de Tenerife. Dos hechos fueron claves para que Tenerife se convirtiera en un foco de la gastronomía. La entrega, en Las Cañadas del Teide, de los Soles de la Guía Repsol a los restaurantes canarios, con el presidente de la Real Academia de Gastronomía al frente, Rafael Ansón, y la entrega de las seis estrellas Michelin a cinco restaurantes de la isla por Mayte Carreño, directora comercial de Michelin Traveler Partner España&Portugal, en una gala celebrada en el hotel The Ritz Carlton Abama. Dos hitos que hace 10 años eran impensables que ocurrieran en una isla tan alejada del mundo gastronómico nacional.

Estas acciones fueron posible, todo hay que decirlo, gracias las gestiones desarrolladas por el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, este último empeñado en que nuestro destino turístico no solo sea de sol y playa, sino que también tenga en cuenta las singularidades gastronómicas, entre las que destaca un producto que nos diferencia del resto del mundo. Y unos cocineros dispuestos a trabajarlos y ponerlos en valor. Canarias y especialmente Tenerife, que lleva más años apostando por lo culinario, quiere aparecer entre los primeros lugares turísticos como un destino gastronómico. Igual que ocurre con otros puntos de España, como Galicia o País Vasco.

Foto de familia de la entrega, en Las Cañadas del Teide, de los Soles de la Guía Repsol a los restaurantes canarios | Foto: J. L. Conde
Foto de familia de la entrega, en Las Cañadas del Teide, de los Soles de la Guía Repsol a los restaurantes canarios | Foto: J. L. Conde

No me cabe la menor duda de que nuestras islas, todas y cada una desde sus particularidades, disponen de una despensa capaz de afrontar una gastronomía de vanguardia, con raíces en lo tradicional, en el mestizaje, o en la fusión, que asombraría a propios -no hay que olvidar que los canarios somos unos grandes desconocedores de nuestros productos- y extraños.

Hasta aquí yo creo que todos estaremos de acuerdo con sus más y sus menos. Pero este hecho ha puesto de manifiesto un interés en los hoteles, restaurantes, cocineros y jefes de sala de que hay que ser bendecido con una estrella Michelin o un Sol Repsol para disfrutar del éxito. ¿Pero qué es el éxito? Aparecer en una guía de prestigio, recibir un premio de DIARIO DE AVISOS, estar presente en Instagram y Facebook o simplemente ver cómo el comedor está completo -unos días más, otros menos- y poder afrontar los pagos mensuales de salarios, proveedores, Seguridad Social, luz, agua, alquiler, impuestos, y así podemos seguir sin parar.

Esta cosa tan sencilla y obvia que es cumplir con los pagos y tener una clientela que no solo te aplaude, sino que también repite, con más asiduidad o no, es la vara de medir el éxito. Todo lo demás son quimeras y, como dijo el dramaturgo Calderón de la Barca: “Lo sueños, sueños son”. | José L. Conde