Desconocía la obra periodística y literaria de Ignacio Peyró (Madrid 1980), hoy director del Instituto Cervantes de Londres. Sin embargo, su segundo libro que tituló Comimos y bebimos. Notas de cocina y vida (Libros del Asteroide) me llamó la atención y lo compré. Dice Peyró en el prólogo que la cocina, desde el punto de vista de la literatura gastronómica, le interesa para hablar de la vida y los afectos, pero también como pretexto, aunque no misión menor, para preservar para a una generación posterior “la vida de nuestras calles y estas páginas son las calles – y las mesas – de mi vida”.
Esta frase podría resumir el libro, al que añadiría las múltiples lecturas de alguien que ha entregado su vida en cuerpo y alma a comer y beber bien. Peyró es claro heredero de la tradición literaria española de Pla, Luján, Perucho, Domingo, Camba, etcétera. Cada capítulo del libro es un mes del año. En él nos habla del primer bar de su vida; de Horcher; de París a los veinte; de los gordos de antes; de besarse entre las cepas, de las dietas de los clubes ingleses o de los vicios de escritor, de todo aquello que ha vivido y sentido. Sobresale un capítulo dedicado a las gasolineras, del que le gustaría escribir un libro para el que baraja el título ¿Paramos en esta? Y es que la sociología del repostaje da para mucho: Se ha pasado de los expositores con los éxitos de los Bajip a las botellas de Valbuena. | José L. Conde