Cocina tradicional y de mercado en un edificio señorial

Salmón marinado con nata agria y caviar | Foto: J.L.C.
Salmón marinado con nata agria y caviar | Foto: J.L.C.

El restaurante La Marina, del Real Casino de Tenerife,  está a cargo de Gregorio Pérez Cruz

El restaurante La Marina, del Real Casino de Tenerife, puede presumir de contar con una de las mejores ubicaciones de la capital. No en vano dispone de unos amplios ventanales con vistas a la plaza de España y al muelle capitalino y que además aportan gran luminosidad al comedor. Pero también puede presumir de una carta, donde el género, siempre de calidad, se elabora con recetas clásicas y tradicionales, todo bajo el mando de  Gregorio Pérez Cruz.

 Como se sabe el Real Casino de Tenerife, cuyo presidente es José Alberto Muiños Gómez-Camacho, celebra este año el 175 aniversario de su fundación con una nutrida agenda de actos que ponen de relieve su importante trayectoria histórica y su papel fundamental en el desarrollo de Santa Cruz de Tenerife.

Uno de los aspectos que ha tenido muy en cuenta la actual junta directiva ha sido también el tema gastronómico y especialmente su restaurante emblemático, La Marina, ubicado en la primera planta de este edificio simbólico. Desde hace dos años está al frente de su gestión, Gregorio Pérez, conocido por su trabajo, ampliamente reconocido, en Los Limoneros, de Tacoronte

La llegada de Gregorio Pérez ha introducido importantes cambios en la vida del restaurante manteniendo una línea de productos de calidad, de mercado, y respetando la estacionalidad de los mismos.  Hay que recordar que el restaurante sólo está abierto para los socios o personas acompañadas de un uno de ellos.

Diversidad. De ahí precisamente que la carta también sea diversas a la vez que sencilla con platos en los que prima el sabor y las texturas propias del género adquirido a diario.

Una mirada atenta nos descubre en los entrantes platos como salmón marinado con nata agria y caviar, papas negras rellenas de brandada de bacalo con mojo de comino, tosta de foie con fruta y jamón de Jabugo, acompañado de diversas ensaladas.

En cuanto a los pescados no podía faltar el atún con vinagreta mediterránea, el bacalao al pil-pil con pisto de pimientos choriceros, o unos acompañados de ensaladas.

El personal de sala, impecable, discreto y atento, a la vez que domina la técnica de preparación del steak tartar, que, por cierto, estaba espectacular.

En el apartado de carnes se aprecia el carré de cordero con salsa de menta, carrilleras de ibérico en salsa al vino tinto y parmentier trufado, turnedó de buey con foie y reducción de Pedro Ximénez, o el solomillo a la sal. Como complemento de la carta, hay un menú diario, formado por tres entrantes, otros tantos segundos platos y un trío de postres, al precio de 12.50 euros, cantidad que no está nada mal.

El comedor es amplio, luminoso, decorado con bodegones, con mesas  generosas y sillas confortables que generan un ambiente propicio para el diálogo y el disfrute de los comensales.

Los meses de verano el Casino habilita la terraza, más acorde con la climatología, para ofrecer los servicios del restaurante. | José L. Conde