Elaborado con tempranillo es ideal para tapas y cocina española contemporánea
El Rioja de Bodegas Torres se viste de rojo intenso, con detalles en oro y rombos troquelados en su etiqueta envolvente. Con este atractivo look, que hace un guiño a las etiquetas clásicas de los vinos riojanos -sus esquinas recortadas formarían pequeños rombos si se juntaran varias etiquetas-, Altos Ibéricos llega al mercado con la vocación de convertirse en uno de los vinos de referencia de la denominación y en el acompañante perfecto de las tapas y la cocina española contemporánea.
El vino, 100% tempranillo, toma su nombre del Alto Otero, un paraje de excepcional belleza en el corazón de La Rioja Alavesa, donde Miguel Torres tiene su bodega, y evoca al mismo tiempo la gastronomía de la Península ibérica, reconocida en todo el mundo.
La bodega, con una superficie de 25.000 metros cuadrados, está situada en las afueras del histórico municipio de Labastida, a 1.271 metros de altitud, y fue construida bajo criterios de sostenibilidad e integración paisajística. Cuenta con paneles solares, aerogeneradores verticales y una caldera de biomasa que cubren el 50% de las necesidades energéticas de la bodega. Bajo el amparo de la Denominación de Origen Calificada Rioja, Altos Ibéricos está elaborado con uvas cuidadosamente seleccionadas y una crianza en barrica de roble americano y francés durante 12 meses, afinado posteriormente con un envejecimiento de 6 meses en botella.
El resultado es un caldo de excepcional calidad. Color cereza picota, en nariz tiene un intenso aroma a flores blancas y frutos rojos y la entrada en boca es fresca y aterciopelada, con un recorrido largo y especiado en el que se expresa la finura y suavidad de sus taninos. Un Rioja elegante y contemporáneo, perfecto para combinar con las propuestas más tradicionales y novedosas de la gastronomía española. Sin duda es con las tapas, pinchos y jamón ibérico, y con las carnes rojas, donde muestra su verdadero carácter.