
Seis mujeres dedicadas al vino, cultivo ecológico, cordero y pollo, quesos y miel se reúnen en la finca La Calabacera, en Guía de Isora, para compartir experiencias
Mujeres que cultivan plátanos ecológicos, que hacen quesos, vinos, miel y cuidan rebaños de corderos. Mujeres apegadas a la tierra que ayer fueron homenajeadas por la Guía Repsol, en uno de los actos previos a la celebración de la Gala de entrega de los Soles que se desarrollará en el Teatro Guimerá el 17 de marzo. El escenario no podía ser otro que la finca ecológica La Calabacera, en Guía de Isora, al frente de la cual está Dulce Acevedo. Junto a ella contaron sus experiencias y nos deleitaron con sus productos Pilar Carballo, que cambió la oficina por las ovejas; Carmen Gloria Ferrera, la tercera generación de un matriarcado que dirige la bodega; Fátima Hernández, que desde pequeña ha correteado entre los viñedos; Mary Tovar, que vino de Venezuela y aprendió a hacer quesos que hoy reciben premios, y Nieves Estévez, que trabajaba en un comedor escolar y hoy hace mieles.
La Guía Repsol, con su directora, María Ritter a la cabeza, que estuvo acompañada por José Miguel Herrero, director general de Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, dio ayer visibilidad a una representación de mujeres a muchas de las cuales las tacharon de “locas” en su momento. Porque apostaron por la agricultura ecológica hace veinte años; por irrumpir en un mundo masculino de viticultores y bodegueros, o por dejar un puesto de funcionaria bien remunerado para irse a criar corderos, gallinas y pollos al campo. Pero ellas han demostrado, con el paso del tiempo, que son verdaderas guardianas del territorio. Dulce Acevedo (La Calabacera), Pilar Carballo (Finca La Jara), Carmen Gloria Ferrera (Bodegas Ferrera), Fátima Hernández (Bodega LoHer), Mary Tovar (Quesería El Isorano) y Nieves Estévez (Mieles Giovanni) son seis ejemplos de mujeres que dedican su día a día a revitalizar el entorno.

“Yo siempre digo que esto es un paseo por los sentidos, porque se activan los cinco nada más entrar aquí”. Lo cuenta Dulce Acevedo mientras nos guía por las plataneras, un cultivo en “estado crítico”, afirma, porque no podemos competir con los salarios -más bajos- que se pagan en otros países. El gran reto, además de la educación, “será conseguir que los consumidores de hoy sean nuestros verdaderos comisarios del mañana; ellos nos exigirán rigor y honestidad en cómo produzcamos lo que se van a comer”.
Ferrera “siempre fue un matriarcado” a pesar de que antes a las mujeres no se las dejaba entrar en las bodegas. Lo cuenta Carmen Gloria Ferrera, que heredó la afición de su abuela Magdalena y su madre Maruca. Carmen Gloria habla con entusiasmo de sus vinos y admite que “hablo a mis viñas, no me contestan, pero sé que me entienden”.
Pilar Carballo nos contó que trabajaba en el 112 hasta que padeció la “emergencia” de irse al campo. En la finca La Jara, Pilar se ha convertido en la única productora de cordero ecológico de Canarias y de pollo ecológico en esta provincia. Su rebaño lo conforman 30 madres reproductoras de la raza canaria de pelo -también conocida como pelibuey-, en peligro de extinción, que conviven recientemente con seis ejemplares de oveja palmera, éstas al borde de desaparecer. Su buena mano con las ovejas ya ha dado sus frutos, al conseguir que se empiecen a reproducir. Y no menos orgullosa está de sus huevos de colores.

Más largo fue el recorrido de Mary Tovar, que vino de Venezuela con su marido, que se animó a comprar un pequeño rebaño de 60 cabras. Cinco años después, y tras trabajar en el sector de la hostelería, Mary se embarcó en el mundo de la quesería. En ‘El Isorano’ preparan quesos 100% de leche de cabra y destaca los premios obtenidos recientemente.
A pie de los viñedos se crio Fátima Hernández. Sus padres montaron la bodega hace 40 años en La Victoria de Acentejo, donde vendían tinto joven en garrafas. Ella tomó las riendas en 2014, registrándola en la DO Tacoronte-Acentejo. “Empezamos a hacer ensamblajes por parcelas, vinificaciones y variedades, entendiendo así la singularidad de cada viñedo. Hoy elaboramos 14 tipos diferentes, aunque sigo haciendo muchas más pruebas”, asegura la joven bodeguera.
Nieves Estévez está preocupada por la falta de lluvias. Porque sus abejas cada vez tienen menos flores donde libar, aunque los castaños y los aguacateros son una alternativa. Aunque parezca increíble, a Nieves le daban miedo las abejas, pero hasta ahora sólo la ha picado una. | José L. Conde