El chef Danny Nielsen, de origen danés pero afincado en Tenerife, ofrece una cocina que aúna la tradición de su país con el mejor producto
El restaurante Nielsen, en Santa Cruz, tiene grandes platos. Uno de ellos es, sin duda, el solomillo Wellington que precisamente en estas fechas próximas a la Navidad y en las propias fiestas tiene muchos fans. Aparte de este plato clásico que borda el chef Danny Nielsen, su restaurante fusiona la cocina nórdica con ingredientes locales con mucho saber y sabor.
Nielsen, nacido en el año 1975 en Esbjerg, Dinamarca, ha recorrido un camino extraordinario en el mundo culinario. Primero se formó en su país y luego ya en la isla ha pasado por diferentes restaurantes como El Gusto por el Vino y el hotel San Roque de Garachico y desde el año 2017 está al frente de Nielsen y, años más tarde, ya como propietario y chef.
El restaurante, ubicado en el callejón del Combate, número 9, en el centro de Santa Cruz, se ha convertido es una de las joyas gastronómicas de Santa Cruz. Aquí se reúne el mejor producto, al que no renuncia el chef, y elaboraciones que hacen disfrutar a los paladares más exigentes. En la sala está la pareja de Danny, Pilar Acosta, y la hija de ambos,Tamara, a quien se le aprecian dotes para este trabajo.
En una reciente visita he podido degustar una actualización de la carta del Nielsen. Se puede comenzar con unos pani puri con tartar de atún Balfegó, un excelente producto, y seguir con unos montaditos de anguila ahumada, huevo, azafrán, trufa de otoño y unos toques de manzana osmotizada en vermú. Dos bocados que siempre están muy ricos.
El siguiente paso fue una croquetas de salmón, muy correctas, con tartar de gamba roja, y un sorprendente capuchino de setas, trufa y ‘crouton’ para entrar en calor que estaba muy rico.
Nielsen sigue con los bocados: El siguiente fue un steak tartar de lomo y cebolla roja montado sobre arroz frito emulando un sushi. De plato fuerte, un costillar de cochinillo al horno en su jugo, con vino tinto de Oporto y compota de manzana verde, plato que siempre le ha dado fama a Nielsen.
De postre un tiramisú clásico con espuma de café y algodón de azúcar, siguiendo la tendencia de elaboraciones nada empalagosas pero que estaba también muy rico. Para acompañar esos platos un Magma de Cráter blanco de Bodegas Buten de la Denominación de Origen Tacoronte Acentejo y un tinto de La Garnacha de Mustiguilo, 100% garnacha, de Valencia. Dos buenas elecciones para este menú.
Nielsen apuesta también por sorprender a sus clientes con jornadas temáticas sobre arroz, caza o caviar donde exhibe su buen hacer en la cocina. | José L. Conde