Iván Pérez Pagés ha traslado su antigua tienda a 1.000 metros de distancia, a un local más luminoso y con terraza para degustar los productos
Iván Pérez Pagés, nacido en La Laguna hace 38 años, dice que iba para periodista, pero luego los derroteros de la vida le llevaron a proyectar hace cinco años una tienda gourmet en Tacoronte muy cerca del Mercadillo del Agricultor. Hace una semana aproximadamente que se ha mudado a otro local más amplio, a 1.000 metros de distancia, exactamente en la carretera General Tacoronte Tejina 135. Un entorno más amplio, luminoso gracias a grandes ventanales y como novedad una terraza donde se pueden degustar platos, sencillos, elaborados con los productos que se venden en la tienda.
De entrada, lo que diferencia La Ardilla de otros locales similares es en la oferta de quesos. En las neveras hay dispuestos al corte un total de 86 variedades procedentes de Canarias, España y resto de Europa. Iván Pérez afirma que a lo largo de la vida de la tienda han llegado a ofrecer a los clientes más de 375 referencias de quesos que va renovando.
Quesos. Por citar algunos de Canarias, hay Flor de Guía, de La Gomera, de Fuerteventura y uno ecológico de El Hierro. Luego podemos encontrar stilton, cheddar, tomme, brie, mimolette, gruyére, y así podríamos seguir y no parar. Iván Pérez es un viajero gastronómico que cada lugar que visita aprovecha para degustar los productos y, si le convencen, ofrecerlos a sus clientes más foodies que se han convertido en asiduos a la tienda.
En los expositores hay de casi de todo, sin olvidar los inicios en los que fue panadería y venta de productos ecológicos. Más de 25 clases diferentes de cafés, todos arábigos; conservas de productos gallegos; panes de leña con masa madre, pastas artesanales, repostería, galletas, chocolates e incluso unos curiosos chips de batata de jable de Lanzarote.
Los vinos es otra de la pasión de Iván Pérez. Hay más de 215 referencias de bodegas en un espacio cuya pared es curva para aquellos que van con la mente abierta a degustar cosas nuevas de las bodegas y catar sin complejos. Afirma Pérez que el perfil del cliente es aquel que lleva con ganas de conocer, es inconformista y “no suele afirmar que un determinado vino es el mejor” .
Disfrutones. La Ardilla es sin duda un local para aquellos que se denominan disfrutones, que les gusta comprar los nuevos productos que hay en el mercado y gozan con las cervezas artesanales, los vinos que se elaboran en Mallorca, los vermuts que ahora se han puesto de moda, o los jereces ideales para acompañar los quesos. Además, el personal de la tienda está dispuesto a satisfacer cualquier duda del cliente y aconsejarle con las novedades.
La innovación con este traslado ha sido la apertura de la terraza para degustar los platos que salen de la cocina del chef José Sanluis, que se formó en el Hotel Escuela Santa Cruz. La carta responde a una cocina que respeta el producto. En la visita degusté una selección de quesos; unos champiñones portobello y pimientos de padrón, ambos kilómetro 0, a la plancha y una papas bravas, de la variedad rosada, con una salsa casera elaborada con tomate mar azul, que le faltaba un poco más de picante. Sencillo y exquisito.
Pero también son aconsejables las tostas de caprese, gorgonzola o ibérico; la tortilla tradicional o con chorizo, el pulpo; las gyozas, un surtido de quesos o embutidos y las puntas de solomillo. Cocina sencilla que trabaja un producto de calidad, respetando sus sabores.
Iván Pérez desde la apertura de este nuevo local, exactamente el pasado 30 de julio, ha visto con alegría que los cambios realizados han sido del gusto de cliente que le ha felicitado. Hay muchos más espacio (240 metros cuadrados de interior y la terraza más de 100 metros cuadrados), el público se desenvuelve mejor y puede degustar los productos. | José L. Conde