La exquisita cocina de Danny Nielsen

Crujiente de maíz con carpaccio de carabinero picantito, mahonesa de cilantro, rúcula y huevas de trucha | Foto: José L. Conde
Crujiente de maíz con carpaccio de carabinero picantito, mahonesa de cilantro, rúcula y huevas de trucha | Foto: José L. Conde

Cigalas, carabineros y un entrecot de Wagyu fueron algunos de los manjares escogidos para celebrar por todo lo alto el tercer aniversario de la apertura del restaurante Nielsen, ubicado en el callejón del Combate de Santa Cruz

Hace tres años que el chef Danny Nielsen volvió a Santa Cruz, tras un periodo por Garachico y Playa de las Américas, a ocuparse de la cocina del restaurante Nielsen, ubicado en el Callejón del Combate, junto a su socio, Rafael Macías.

Tres años de los cuales hay que descontar el periodo del confinamiento, pero que son un motivo de alegría para un negocio de restauración. Por eso realizaron el pasado lunes un almuerzo con un menú especial y siempre cumpliendo los requisitos higiénico-sanitarios y, como no puede ser de otra manera, con aforo limitado.

La exquisita cocina de Nielsen se ha ido acrecentando desde el primer día que abrió las puertas el restaurante y más aún porque cada paso que da hacia adelante es respaldado por los comensales. Un ejemplo es el solomillo Wellington, que se puede pedir por encargo, pero que se ha convertido en un reclamo imprescindible.

La jornada empezó con una espectacular crema de marisco con cigala y crujiente de pimienta de Sichuan, al que siguió un crujiente de maíz con carpaccio de carabinero picantito, mahonesa de cilantro, rúcula y huevas de trucha. Un segundo entrante muy agradable y fresco.

El plato fuerte fue un entrecot de Wagyu, en su punto, con una salsa de colmenillas y oporto, servido con parmentier de papas negras y trufa de verano, que evoca uno de sus platos de cuando estaba en El Gusto por el Vino, en la calle Emilio Calzadilla. De postre, en Nielsen es obligada la degustación de quesos internacionales y españoles. La cava refleja una diversidad elogiable. El punto final fue un crujiente de naranja, mousse de cítricos, vainilla y quark con sorbete de lima.

Los vinos que acompañaron el menú fueron un AT Roca Reserva Brut Nature 2017, un Pago de Otazu chardonnay y fermentado en barrica 2015, Alonso del Yerro 2013 Ribera del Duero y la sidra de hielo asturiana Valverán, todos de El Gusto por el Vino.

Danny Nielsen ejecuta una cocina honesta, sin trampa ni cartón, a la hora de escoger las mejores materias primas y luego emplatarlas para el comensal. Su propuesta respeta siempre el producto, no se disfraza, más bien lo ensalza con exquisitez. | José L. Conde