“Hay que recuperar la cocina de siempre, pero con una nueva visión”

Yanet Acosta, durante la entrevista | Foto: J.L.C.
Yanet Acosta, durante la entrevista | Foto: J.L.C.

Entrevista con con Yanet Acosta, periodista gastronómica y escritora

Yanet Acosta (Garachico, 1975) es periodista gastronómica, escritora y profesora universitaria. Inquieta por naturaleza, hace unos meses publicó una novela negra con el título Matar al padre, la segunda que protagoniza el investigador privado Ven Cabreira. Aunque vive Madrid, visita habitualmente Tenerife donde nos concedió una entrevista.

– ¿Qué tienen en común el periodismo, la novela negra y la gastronomía?

“Muchas cosas. La novela negra es la actual novela social, una forma crítica de ver la realidad; el periodismo sigue la misma senda, aunque últimamente está disipado el objetivo, pero es la crítica a la realidad social. Y por supuesto la gastronomía es una forma de ver la vida de manera transversal y a través de ella puedes entender la política, la sociedad, la economía. Para mí hay una gran unión entre las tres facetas”.

– ¿Y cómo se interpreta la realidad a través de la gastronomía?

“Nosotros comemos lo que comemos en muchos casos pensando que es nuestra decisión. Pero no siempre es así. En muchas cosas es una decisión política, económica o simplemente una presión socioeconómica. Por ejemplo, en el caso de los túnidos si no tenemos una cuota de pesca en Canarias, como hasta hace relativamente poco tiempo, en El Hierro no se pesca atún y por tanto no se come. Hay una alteración de las tradiciones debido a una normativa política. Las modas también influyen en el supermercado, es difícil encontrar determinados yogures, y si los hay están más caros, y eso obedece a políticas de una gran corporación que lleva incluido el azúcar y otros productos añadidos. Estamos observando que hay una estructura que nos lleva a consumir determinados productos. Por esta razón hay que alimentar nuestra propia visión crítica que nos haga diferenciar entre lo que queremos y lo que no. Este es el trabajo del periodista gastronómico, desde mi humilde punto de vista. Darle información a la gente y en el caso de la novela, por ejemplo, decir la quinoa es esto, pero referirse también al desequilibrio que se produce en sus zonas originarias de producción que desalientan al campesinado. Hay que buscar productos de cooperativas y ecológicos que mantengan el respeto a este cultivo milenario”.

“Paco Roncero quería publicar un libro que no fuera un simple recetario” | Foto: J.LC.
“Paco Roncero quería publicar un libro que no fuera un simple recetario” | Foto: J.LC.

– ¿Tus personajes disfrutan de la alta gastronomía o por el contario comen lo que pillan?

“Hay de todo. Intento reflejar la propia vida en la que hay gente interesada y sensible y lo contrario. Hay una visión vital, pero también evolucionan los personajes hacia temas que le pueden interesar o no. Van cambiando. Yo confío en que nuestra sociedad cada día haya más consciencia de preguntarse que hay detrás del plato y ése es el aliento que ofrezco en mis novelas”.

-En el libro Correr, cocinar y ser feliz narras como el chef estrella Michelin Paco Roncero se calza unas zapatillas deportivas tras ver que la báscula marca los 112 kilos de peso. ¿Qué fue lo que te llevó a escribir este libro?

“Fue muy curioso. A Paco lo conocía desde hacía tiempo. Nos vemos a menudo porque yo vivo cerca de donde él dirige la Terraza del Casino. Un día me comentó que quería publicar un libro que no fuera un simple recetario ya que la gastronomía da para mucho más. Entré a saco y salió un libro casi de autoayuda donde cuento como él se ve con sobrepeso, pero también con una desmotivación vital, que es mucho peor. Él encontró el filón en el deporte y en un cambio de cocina y además en este proceso fue cuando logró su segunda estrella Michelin. Me apetecía escribir ese libro. La gastronomía no se ciñe solamente al recetario”.

“Comemos lo que comemos en muchos casos pensando que es nuestra decisión. Pero no siempre es así” | Foto: J.LC.
“Comemos lo que comemos en muchos casos pensando que es nuestra decisión. Pero no siempre es así” | Foto: J.LC.

– ¿Usted viene con frecuencia a Tenerife y me imagino que conoces cómo marcha la gastronomía de las islas?

“Increíble. Ha habido un gran cambio a mejor y una gran sensibilidad. Incluso en los pequeños pueblos, en el de Garachico de donde soy, había una idea muy prejuiciosa de lo que era salir a comer y ahora se está abriendo a una nueva forma de comer. Ese fenómeno está extendido a toda la sociedad y sobre todo lo que confío es que exista más sensibilización, que ya lo hay con el vino y las papas, que se vaya extendiendo a otros productos y a recuperar nuestra cocina de siempre, pero con una nueva visión”.

-A veces da la sensación de que se está dejando de lado la cocina de siempre y repitiendo lo que se genera en lo que se han denominado gastrobares…

“A mí me parece que ese es un primer paso para que luego se produzca la mirada hacia atrás. Primero hay como un reto de yo puedo hacer esto de alta cocina internacional como ceviches o tartar, pero luego vendrá, pronto, ese paso que es una mirada hacia dentro para saber de dónde vengo y cómo quiero mostrarlo”.

– Las estrellas Michelin, cinco hay en Tenerife, ¿cómo repercuten en el resto de la restauración y crees que sirve de aliento para otros cocineros?

“Sí es un aliento para mejorar. Si ellos lo han conseguido también nosotros lo podemos mejorar. Pero también te digo que las estrellas no lo son todo. Hay mucha consideración hacia el resto de los restaurantes que lo hacen bien y que te ofrecen algo muy sincero y honesto que da también muchas alegrías”. | José L. Conde