Envínate, el proyecto vinícola de la amistad

De izquierda a derecha, los enólogos José Ángel Martínez, Alfonso Torrente y Roberto Santana | Foto: Sergio Méndez
De izquierda a derecha, los enólogos José Ángel Martínez, Alfonso Torrente y Roberto Santana | Foto: Sergio Méndez

Laura Ramos, Roberto Santana, Alfonso Torrente y José Ángel Martínez cultivan viñedos de Taganana, Santiago del Teide y La Orotava que crían y guardan en la Bodega de Santiago del Teide

Envínate es un proyecto vinícola que nació en el año 2004 fruto de la amistad de cuatro amigos que estudiaban enología en la Universidad Miguel Hernández, de Elche y de una vocación clara: afrontar proyectos personales, hacer vinos “que nos gusten” y, sobre todo, “creer en lo que hacemos pues lo contrario es pan para hoy y hambre para mañana”.

Quien así se expresa es el tinerfeño Roberto Santana, que comparte ideas y formas de trabajar con la murciana Laura Ramos, el gallego Alfonso Torrente y el albaceteño José Ángel Martínez.

Estos cuatro enólogos viven en primera persona todo el proceso de elaboración de un vino, incluido el trabajo en la viña que consideran fundamental para el resultado final. “Hoy en día ningún vino es peor que otro, sino que hay distintos vinos. A nosotros nos gustan honestos, con la personalidad que ofrece el suelo, el carácter que marca la evolución de la uva y el alma que aporta la gente que trabaja en el viñedo”, dicen.

Solamente en la isla de Tenerife cuentan con tres proyectos vinícolas que han sorprendido a aquellos que lo han catado. Envínate empezó en Taganana, donde destacan el “trabajo heroico” de los agricultores que han mantenido una manera “jurásica” de tratrar esta planta trepadora. “No es la edad del viñedo, sino que se trabaja como hace 500 años” cuenta Santana. Al principio solamente asesoraron dos parcelas, pero hoy el 90% de los agricultores trabajan codo con codo con el grupo de enólogos”.

De aquí salen los vinos Táganan, entre los que destaca el tinto Margalagua 2015. “Cuando hablamos de estos vinos inmediatamente viene a la boca la palabra salinidad, frescura, sapidez y un potencial de envejecimiento bestial”, dice.

Otra de las zonas que asesoran es Santiago del Teide, que cuenta con un viñedo que crecía de manera salvaje y al que no había que añadir nada dado su crecimiento espontáneo y de un potencial brutal. Envínate ha embotellado Benje (nombre guanche que significa Pico Viejo). Precisamente este municipio alberga la bodega con depósitos de cemento hechos a medida, fudres traídos de Italia y barricas de Borgoña todo listo para ser el centro de operaciones del grupo vinícola, que esta misma semana fue reabierto oficialmente por el alcalde Emilio Navarro y la concejala del Sector Primario Goretti Gorrín.

Envínate también puso sus ojos en La Orotava, municipio en el que Roberto Santana desempeñó funciones como enólogo hasta hace pocas fechas en Suertes del Marqués. Señala que “se cultivarán tres zonas -una de ellas es La Piñera con un fuerte potencial de blancos- en la búsqueda de una nueva interpretación del terroir para lograr vinos muy volcánicos que evocan los viñedos sicilianos a la sombra del volcán Etna. Envínate también demuestras sus habilidades enológicas en los viñedos de Galicia, Extremadura y Murcia. | José L. Conde