Javier Reynoso, Embajador Mundial de Bebidas Espirituosas de Bodegas Torres

Javier Reynoso, con una botella de Jaime I, un icono de Torres | Foto: Andrés Gutiérrez
Javier Reynoso, con una botella de Jaime I, un icono de Torres | Foto: Andrés Gutiérrez

El brandy Torres 15, diseñado especialmente para el mundo de la mixología, “bebido solo es espectacular”

Javier Reynoso ejerce desde hace un año como embajador mundial de Bodegas Torres, puesto que tiene como objetivo dar a conocer las marcas de bebidas espirituosas que promociona esta bodega. También ha lanzado recientemente el Torres 15, destinado al mundo de la mixología.

Bodegas Torres es una empresa que siempre se ha dedicado a producir, elaborar y comercializar vinos y brandis. Sin embargo, de unas fechas para acá se ha introducido en el mundo de las bebidas espirituosas, incorporando marcas premiun ¿Cuál es el papel que va a jugar en la empresa catalana?

“Hay una decisión ya tomada por la dirección. Bodegas Torres es una empresa familiar y cada generación aporta nuevas ideas. Desde que Miguel Torres Maczassek asumió la dirección ejecutiva hizo una apuesta muy decidida por los destilados en general. Sin bien Torres había trabajado con brandis, no había entrado en otras bebidas espirituosas. Hace tres años empieza a incorporar la representación en exclusiva en España de conocidas marcas como el whisky japonés Nikka, el vodka Beluga o el tequila Sierra. El brandi siempre será el corazón, pero incorporamos un pisco chileno, que es producto de la destilación del vino de uva moscatel, con el que tenemos unas alegrías brutales”.

¿La coctelería siempre ha estado muy ceñida a pocas marcas, sin embargo, ahora ha cogido un camino sin fronteras?

“El auge de la cocina ha influenciado mucho. El hecho de que los chefs experimentaran con la cocina molecular, ha repercutido en que los barman también quieran usar armas nuevas. Hoy, el abanico se ha abierto mucho y se utilizan muchos ingredientes como albahaca, tomillo y romero que antes eran impensables”.

Foto: Andrés Gutiérrez¿Pero es verdad que a veces los gin-tonic parecen más agua de un florero que otra cosa?

“Estoy de acuerdo. En coctelería a veces nos va la mano, especialmente en una fase de experimentación. También hay que equivocarse para rectificar”.

¿El ritual, el perfect serve, es importante dentro del mundo de la coctelería?

“En coctelería, en general y en gin-tonic, también. Ahora más que nunca el ritual es fundamental para el consumidor y creo que debe ser más visible. Yo entiendo que no es lo mismo prepararse los cócteles en casa, siguiendo un tutorial de youtoube que beberse seis gin-tonics en un local. La función del barman tiene que ser diferenciadora, tiene que haber algo más. Muchas veces es el ritual, pero también encontrarse con más gente, el ambiente, la luz la música. Todo esto lo convierte en especial”.

Torres acaba de lanzar el brandy Torres 15 diseñado especialmente para el mundo de la mixología ¿Qué diferencia presenta con los brandis anteriores?

“Bebido solo es espectacular. Lanzamos el 15 porque hemos logrado un trabajo con las barricas que le da un cuerpo excepcional, más goloso, notas de toffee y de caramelo. A la hora de mezclarlo contiene notas que el barman aprecia mucho. Redondea la bebida muy bien y no es agresivo. Por ejemplo, va bien con el sidecar, cóctel clásico con brandi, al que le damos ciertas variaciones. Lleva bBrandi, licor de cáscaras de naranja y zumo de limón exprimido natural. Como tiene tres ingredientes solo nos viene muy bien para que el brandy se siente y el cliente pueda ver cómo se desenvuelve y además porque es un desafío hacer un mezcla equilibrada y bonita. Con diez ingredientes es más fácil porque se puede ir ajustando”

¿Cuál es el mejor y el peor cóctel que has tomado?

“El peor, seguro que cuando estaba ensayando con algunas bebidas nuevas. De los mejores, barmans amigos míos que me han ofrecido cócteles maravillosos. Por ejemplo, en Dry Martini, un horse neck; en Paradiso (ambos en Barcelona), bebidas de vanguardia; y en La Azotea de Benito en Vegueta (Las Palmas) donde sirven unos long drink refrescantes. El último, un Martini en un local de San Francisco, un speakeasy, que llegas tocas en la puerta, te abren y das la contraseña para entrar. Allí tomé el sucesor del dry-martini. Increíble”. | José L. Conde