LA CATA | Amaren Crianza 2012 (un vino con estilo propio)

AMARENCRIANZADesde hace más de un siglo, la “Familia Luis Cañas” se dedica a la elaboración y venta de vinos de manera tradicional. Su fundador, Luis Cañas, trabajador incansable, motivado por conseguir vinos de calidad destacada, elaboraba los tradicionales vinos jóvenes en una bodega subterránea (Cueva de los Curas).

No fue hasta 1970 que se empezó a comercializar Luis Cañas, que hasta el momento se vendía como vino a granel. Casi veinte años después, Juan Luis Cañas tomó las riendas de la bodega, manteniendo la misma filosofía de trabajo e incorporando los vinos de crianza, además de apostando por la calidad y la innovación.

Así, en 1995 nació Amaren “el vino de la madre” como homenaje a Ángeles, pensado, elaborado y comercializado para situarse entre los grandes vinos del país. En 2009, se fundó Bodegas Amaren bajo la premisa del vínculo familiar, amor y dedicación al viñedo y búsqueda de la perfección para conseguir vinos de alta expresión, que emocionan.

Amaren Crianza 2012. Con una capacidad innovadora que no pasa inadvertida, llega Amaren Crianza, un vino que viene para situarse en referente de los grandes crianzas.

Elaborado con un 85% de Tempranillo y un 15% de Garnacha de cepas de mediana edad, que se vendimian por separado para obtener su máximo potencial, criado 12 meses en barricas nuevas y de segundo año de roble francés, estamos ante un vino sin complejos: en fase visual denota alegría, de color rojo granate intenso con ribete rubí, limpio y brillante, de capa y densidad media.

En nariz, está limpio, con una intensidad a copa parada bastante alta, destacando las notas frutales como la fresa y notas compotadas. Notas balsámicas, torrefactas destacando el cacao, notas a frutos secos como las almendras tostadas, notas herbáceas y notas florales. Bastante intenso y goloso.

Al llevarlo a la boca, estamos ante un vino sin complejos, divertido, agradable, donde las uvas conjugan a la perfección: la finura y elegancia de la Tempranillo con la frutosidad y delicadeza de la Garnacha. En boca, seco, muy frutal y carnoso. Equilibrio perfecto, acidez adecuada, destacando los recuerdos a fruta roja y aromas herbáceos, muy franco. De recorrido medio y final amplio, estamos ante “un vino para disfrutar y dejarse enamorar por su sutileza”. | Tara Hernández-Monzón Cejas-Fuentes. Sumiller de El Gusto por el Vino