
Para cuando mi buen amigo Leopoldo Mesa me presentó a Stan Weytjens nunca me imaginé que fuese a descubrir uno de los mejores vinos que se han producido en Canarias hasta ahora.
Desde hace algún tiempo, junto a los integrantes del Txoko El Pelusa, hemos vivido unas jornadas gastronómicas increíbles. Han sido tantos los momentos vividos que algún día me detendré a pormenorizar tan alto nivel en cultura culinaria. Junto a los anteriores contamos a Fernando Mesa, Abel Morales y Navin Mirwani. Viajeros gastrónomos incansables, compañeros de tenderetes y buenos amigos. Preparación de buenas comidas con importante técnica y experiencia, vinos de mucho interés, risas y más risas que nunca se podrán traducir ni siquiera en un chat de whatsapp.
Un día en los que quedamos para vernos en el cruce de Las Canteras mientras tomábamos un vino peleón, castañas asadas y un frío de narices, llegamos a una antigua carnicería convertida en bodega en el pueblo de Tegueste. Tanques hasta el techo de acero inoxidable a la derecha y dos hileras de barricas de roble francés a la izquierda que olían a buen vino y sabiduría perfectamente aplicada a un proceso muy largo en el tiempo. Nos recibió el enólogo Pablo López Betancort, del que ya tenía referencias por su galardonado vino Blessed pero que, hasta entonces, no había tenido el privilegio de conocer personalmente. Ideas claras y novedosas en el mundo vitivinícola canario, un gran profesional con el que coincidí en todo lo referente a la producción de un vino desde el principio.
En el año 2003 Stan Weytjens adquirió una finca de viñedos de 10 hectáreas en el núcleo de Las Vegas en Granadilla plantadas con las variedades originarias de Canarias de listán blanco y negro.

Cuando Anthony Weytjens, primogénito de Stan, citó temeroso a su padre ante toda la familia en Barcelona para comunicarle que, después de cuatro años, no quería seguir con sus estudios de Derecho a Stan se le vino el mundo abajo. Se subía por las paredes hasta que Anthony le pidió que le permitiese estudiar enología en Burdeos y formarse trabajando en Saint Emilion, Pomerol… llegándolo a fichar Petrus para Dominus State en Napa Valley, California, dónde lleva trabajando cinco años para varias bodegas de mucho prestigio. Anthohy vivió en el sur de Tenerife junto a su familia desde los 2 años de edad.
Tomó las riendas del cultivo vitivinícola y el proyecto familiar en la finca de Las Vegas y no veía claro el manido cultivo de la variedad listán canario. Después de un gran esfuerzo económico y laboral plantaron variedades foráneas como merlot y cabernet savignon. Transcurrido un año Anthony no quedó satisfecho y convenció a su padre para volver a cambiar las variedades de viña, apostando decididamente por las variedades canarias de baboso negro y tintilla, con una pequeña parte de la australiana syrah.
Volviendo al mes de Noviembre pasado, caté en barrica un rosado monovarietal de syrah, un joven con cuatro meses de barrica de tintilla y syrah, un tintilla con baboso y syrah en crianza de ocho meses y un monovarietal de baboso negro en vendimia seleccionada con doce meses que saldrá al mercado el próximo mes de Diciembre.
No encontré ni azufre ni volcán, no hay basalto ni tradición canaria en las elaboraciones, no encontré levaduras extrañas ni un triste parecido a todo lo que he catado hasta hoy en la torpe industria bodeguera canaria, sin contar sus escasas excepciones. No busquen nada de eso porque sólo van a encontrar buena uva y buena madera y ambas conjuntadas y equilibradas con exquisito buen gusto. El trabajo de Pablo López Betancort ha sido encomiable.
Atónito ante el producto y con el Txoko El Pelusa ojo avizor me puse en contacto con las dos personas que más saben de vinos en Canarias: Óscar Santos y Toño Armas y realizamos una segunda cata en la que coincidimos unánimemente en la alta calidad de los vinos.
Hoy por hoy se han puesto de acuerdo con Vegas Wines y han cogido la comercialización de sus vinos en exclusiva en El Gusto por el Vino teniendo el privilegio de asistir a una cata ya en botella, dirigida por Anthony Weytjens sin referencias a las antiguallas de los olores primarios, los balsámicos, los torrefactos y la biblia en pasta en los que algunos dejamos de creer hace mucho tiempo.
La familia Weytjens lleva afincada en el sur de Tenerife desde mediados de los ochenta dónde aparte de sus incursiones en el mundo del vino, han sido promotores inmobiliarios de un gran complejo residencial en el Palm-Mar, emprendedores en el ámbito de la hostelería y artífices de un importante proyecto para la costa sureña.
Solo queda felicitar a Kristin, Stan, Anthony, David y a toda la familia por la boda de Timothy con Natacha que tendrá lugar en la finca de Las Vegas. | José Ignacio Aguirre Toledo