“Cuando empecé se confundía al enólogo con el etnólogo”

 

José Peñín | Foto: Sergio Méndez
José Peñín | Foto: Sergio Méndez

José Peñín, escritor, periodista y experto en vinos afirma que su guía es un instrumento para seleccionar el grano de la paja”

José Peñín es el escritor de vinos más prolífico de habla hispana y uno de los periodistas y escritores más experimentados de nuestro país en materia vitivinícola, decano de la profesión, nada más y nada menos que 40 años, y el más conocido a nivel nacional e internacional. La Guía Peñín es el referente más influyente en el comercio internacional de vinos españoles y la publicación de vinos españoles mas consultada a nivel mundial. Recientemente estuvo en Tenerife con motivo del Tasting Room de Vinófilos celebrado en el Auditorio de Tenerife, donde ofreció una interesante charla.

-Lleva 40 años en la profesión, ¿cómo ha evolucionado el vino en España, y en Canarias en particular, en este período que probablemente ha sido el más intenso y revolucionario?

“La verdad es que quienes van con retraso en la incorporación de las nuevas tecnologías al final son los que más rápido van porque se tienen que poner a la misma velocidad. Es lo que ha pasado con Canarias, y dentro del Archipiélago ha habido zonas que se han ido incorporando bastante bien. Tacoronte Acentejo, que fue de los primeros con Bodegas Monje, Viña Norte y después ha entrado también el Valle de La Orotava, Anaga o Ycoden Daute Isora. Después está Gran Canaria, que hasta hace tan solo ocho años eran imbebibles sus vinos; ahora hay buenas cosas. En La Gomera también hay alguna marca que funciona. Yo creo que todo esto tiene su ritmo. Unos se adelantan y otros siguen, pero los últimos 40 años han sido los más apasionantes de la historia del vino porque en este periodo se ha empezado a beber vino puro, es decir, sin mezclar con agua,  sifón o frutas. El vino siempre ha sido un vehículo para otras cosas. La gente tiene un concepto de que se ha bebido bien siempre. Antes era un producto de primera necesidad y no importaba tanto la calidad como su aporte calórico. Era un producto más de la dieta alimentaria. Cuando hablamos de un ingrediente como el pan se hacía por tradición, daba igual cómo, y el vino se hacía como se hacía. No importaba. En los últimos 40 años se han inventado más cosas tecnológicas y hay un mayor conocimiento de los enólogos, que es una palabra que cuando empecé no se conocía, y se confundía con etnólogo. Hablamos de una historia corta por lo que respecta a la mejora descomunal del vino español y del vino extranjero, porque esto no es una corriente típicamente española”.

-En Canarias hay muchas denominaciones de origen que al final lo que hacen es confundir a aquellas personas que se acercan al mundo del vino. ¿Cree que hay que ir a una denominación de origen única, con sus correspondientes subzonas, o por el contrario mantener esta diversidad?

“Soy más partidario de que exista un nombre común. Canarias, Canary, es un término mundial. La gente no conoce Ycoden-Daute Isora, por poner un ejemplo. Canarias es el gran paraguas. Primero tenemos que situar al comprador extranjero, es más importante poner Canarias que vino de España. Existe una polémica porque las zonas vinícolas no quieren poner Wine Spain, un término internacional que permitirá vender los de todas las áreas donde se produce vino, y lo mismo sucede en el caso del vino canario. En una puede haber un gran experto que diga que además de conocer quiere saber cómo sabe la babosa o la listán, y quiere saber también de qué parte procede. Pero que sea un término que viene a continuación, no la muestra del vino. Estoy de acuerdo con un paraguas sobre las distintas denominaciones, que no es que encuentren muchas, porque de Europa somos los que menos zonas tenemos, proporcionalmente, comparados con Italia o Francia”.

-Últimamente están surgiendo vinos espumosos que están alcanzando bastante calado entre los residentes, pero también entre los turistas de alto nivel que llegan a la Isla, que los consumen en sustitución incluso de cavas o champagnes. ¿Ha probado alguno y qué opinión le merecen?

“Hay que distinguir lo que es vino, lo sensorial, un blanco, un tinto, un rosado, donde percibes la variedad, el suelo y la evolución. Otra cosa es el vino bebida y este es el caso del espumoso, que se bebe porque nos acerca más al refresco, a moderar la sed.  Cuando hablaba antes de los vinos mezclados me refería a la necesidad de beber, de hidratarse y saciar la sed. Antes no bebían agua, especialmente en el agro, para saciar la sed. Qué sucede con el espumoso, que es un vino elaborado con unas características, con una punta de dulce y una punta de carbónico, que es un calzador fantástico para el trago largo, el permanente, que son productos que se venden bien. Yo no diría que representan la silueta del paisaje del lugar, sino que se trata de un vino marcado por el negocio de vender botellas que serán más fáciles de poner en el mercado”.

Peñín afirma que "me doy cuenta de los años que llevo cuando veo a los niños que iban por las bodegas y ahora son los dueños” | Foto: Sergio Méndez
Peñín afirma que “me doy cuenta de los años que llevo cuando veo a los niños que iban por las bodegas y ahora son los dueños” | Foto: Sergio Méndez

-¿Cómo se llevan los 40 años trabajando en esta profesión?

“A mí me parece que ha pasado poco tiempo. Yo solamente me doy cuenta de los años que llevo cuando veo a los niños que iban por las bodegas y ahora son los dueños”.

¿Cómo marcha la Guía Peñín?

“Muy bien. Creo que es un producto de necesidad. Si no se hubiese inventado, habría que inventarlo. Porque nació en un momento en que la incorporación de nuevas marcas de vino en el concierto nacional era muy abundante. A finales de los 80 y 90 había muchas marcas y había que establecer un orden. No valía la recomendación del amigo de la tienda debido a la variedad. Hoy, además, tienen muchísimas más marcas que hace años. Por tanto, la Guía Peñín es un instrumento para seleccionar el grano de la paja, pero jamás queremos idiotizar al lector, crear un dogma de consumo, que todo lo que digamos es para que nos sigan a pies juntillas, sino para que quien adquiera el libro tenga la capacidad de seleccionar entre todos los que decimos. Es simplemente una guía de ayuda para el consumidor”.

-En esta muestra de vinófilos hay cerca de 200 vinos, no solo procedentes de Canarias, sino de la Península y del extranjero…

“Hombre, alguien se preguntó ¿cuántos coches hay?, algunos tienen la misma forma y están pensados para que corten el aire mejor, pero al final todos se parecen. Con el vino ocurre igual, nosotros tenemos en España 14.000 marcas de vino; hay el doble en Italia y Francia y no pasa nada. Me asombra que haya gente para todo. Todas las bodegas ponen el anhelo en vender, lo cual quiere decir que no es malo tener la capacidad de elegir. Hay que tener en cuenta una cosa: cuando un señor compra una botella ya va haciendo un primer filtro, Rioja, Ribera del Duero, etcétera. Desde el momento en que tenemos todos estos territorios con vinos, que no son iguales entre las mismas denominaciones, no hay ningún problema. Después las marcas que mejor se venden son las buenas, o las de mejor relación precio-calidad. Por esto, la Guía Peñín no solo está para el comprador capaz de gastarse a partir de 20 euros en un vino de noventa y tantos puntos, sino que también los hay de tres euros, de una buena relación calidad-precio. Estamos en los dos segmentos y les damos una serie de pautas”. | José L. Conde