OPINIÓN | Toño Armas, referencia del mundo del vino

Toño Armas, en su vinoteca El Gusto por el Vino
Toño Armas, en su vinoteca El Gusto por el Vino

En estos tiempos que corren en los que los jóvenes no parecen muy despiertos a la hora de emprender nuevos negocios, tengo que poner de ejemplo a Toño Armas. Hace muchos años, sin ningún antecedente familiar en el mundo del vino, a un joven de Somosierra le atrajo por casualidad todo lo referente a este sector, desde el contacto con el bodeguero, pasando por todo lo relativo a su cultura y hasta terminar en la compleja tarea de su comercialización.

Con el transcurso de los años se ha convertido en líder indiscutible en Canarias y respetado en todo el país como uno de los referentes importantes a la hora de asignar una bodega su representación en las Islas. A través de su gestión hemos podido asistir a catas y conferencias de los bodegueros más destacados como Alejandro Fernández, Carlos y Xandra Falcó y Álvaro Palacios, entre otros. Asiste a todas las ferias nacionales cada año y ha estado en la famosa Wine Experience de Estados Unidos en sus ediciones de Nueva York, Boston y California varias veces. Ha viajado por Francia llegando a contactar con los grandes mitos bodegueros de Burdeos, Borgoña, Ródano o Champagne. Todo esto sin descuidar las bodegas serias de Canarias.

Cuando hemos visitado vinotecas como por ejemplo Lavinia en Madrid o Vila Viniteca en Barcelona, valoramos, aún más si cabe, la vinoteca de El gusto por el Vino en la calle San Sebastián de Santa Cruz. No tiene nada que envidiarles a estos comercios de ciudades tan importantes. Allí podemos encontrar referencias locales, nacionales y prácticamente, del resto del mundo, recientemente está incorporando a la empresa vinos de una calidad impresionante procedentes de Mendoza, Argentina. Podemos adquirirlos de Napa Valley, Australia, Sudáfrica y hasta de Nueva Zelanda. En esa universalidad propia del mundo del vino tenemos el privilegio de contar con un establecimiento en Santa Cruz.

Junto a Toño Armas he tenido el honor de compartir vinos que no nombro por no ruborizarnos, ha habido Grand Cru de Burdeos en diferentes añadas que no olvidaré jamás, grandes champanes, champanes artesanales muy difíciles de conseguir, botellas nacionales de añadas antiquísimas, bodegas que inician sus andaduras con nuevas técnicas, otras que traen uvas foráneas para adaptarlas al territorio nacional… En fin, un amplio surtido que a los curiosos del vino nos ha vuelto locos.

En la vinoteca existe una cava, que Armas define como extreme, con unas referencias, a veces, inalcanzables pero lo que posee en unas cámaras que no están al público es para encerrarse allí y no salir jamás. En plan broma le he dicho que tire mis cenizas por allí dentro para que pueda notar que con el paso del tiempo menguará el nivel de las botellas que con tanto cariño conserva.

Siempre que catamos un vino hay tres fases que no podemos olvidar: la visual, el análisis olfativo y la sensación bucal. Para mí existe otra que nunca nos enseñan en las catas. A la hora de valorar y descorchar una botella de vino lo más importante es hacerlo en buena compañía. He tomado tanto vino en compañía de Toño Armas que si un día me llama para abrir un vino en tetra brik no dudo que me sabrá como si fuese el mejor vino y el más caro del mundo. | José Ignacio Aguirre Toledo