Nuevos locales de exquisiteces se alternan con ofertas gastronómicas de toda la vida en la capital tinerfeña
Si es de los que sale corriendo de casa para la oficina, con apenas un café en el estómago, tendrá que hacer un alto en el trabajo para reponer fuerzas. Es decir, para desayunar a media mañana. Hay dos lugares en Santa Cruz donde el desayuno es interesante. La Garriga y La Sandwichería.
El bocadillo de tortilla de La Garriga [calle Pérez Galdós, 7] es legendario y las colas que se forman en la puerta del establecimiento la víspera de Reyes, también. Café, cortado o jugo y un buen bocata a precios asequibles han hecho de La Garriga un lugar obligado para el que trabaja en pleno centro de Santa Cruz.
Frente al de toda la vida, el nuevo. La Sandwichería [calle Pi y Margall esquina con San Lucas] ofrece pequeños triángulos de pan de molde con ingredientes distintos: pollo con curry, queso y arándanos, berros, atún y tomate, salmón… y un largo etcétera, acompañado de buen café y té. Y jugos, claro está.
Una vez repuestos para afrontar la jornada mañanera en el trabajo, hay que plantearse qué hacer a la hora de la comida. Y nada mejor que apostar por las exquisiteces. En este caso, su local es Bon Vivant [calle Puerto Escondido nº3], que dispone de quesos y jamones extraordinarios, un buen surtido de conservas de primera calidad y, ocasionalmente, cangrejo real, percebes, ostras y un exquisito champán Taittinger para acompañar las catas de buenos productos. Aunque si lo prefiere, hay vinos de La Rioja y Ribera del Duero mientras se toma una ración de Payoyo, un queso gaditano extraordinario.
Para darse un capricho no puede olvidar el mercado Nuestra Señora de África, la popular Recova, pero en este caso conviene esperar al fin de semana. La pescadería se transforma sábados y domingos en torno al puesto de Nicomedes con langostinos, langostas, percebes, ostras y cava o vino blanco para hacerse uno a la idea de que, en realidad, ha viajado a Galicia.
Si el presupuesto no le llega para tanto, puede probar el Gastrobar El Gusto por el Vino, en la zona externa de La Recova, donde le será difícil decidirse por el vino a elegir. Y tampoco lo tendrá fácil con las tapas que prepara Marc Nerís.
Si lo que prefiere es celebrarlo en casa hay que darse un salto a la Vinoteca el Gusto por el Vino [avenida San Sebastián nº 55], donde conviven vinos de precio alto con otros más modestos, todos ellos de buen paladar. Desde 3 euros un vino de saldo a los 4.500 euros del champán La Bala de Bollinger, pasando por los 2.700 euros de un vino de Burdeos o los casi mil que cuesta el Pingus, las posibilidades de dar con el producto adecuado son numerosas. Sin olvidar una selección de aceites del Marqués de Griñón y las conservas de La Catedral, que envasan las mejores verduras de la huerta española.
Importante. No puede olvidar el postre y sólo hay un lugar al que acudir para “morir de éxito”: El Aderno [calle El Pilar nº 27]. Les sugerimos, si no los han probado ya, los bombones de café de Agaete, pero en realidad pueden llevarse cualquiera de los productos que encuentre en las estanterías: rosquetes, mimos, bombones, chocolate a granel…
Estamos ya animados para la cena y nos hemos olvidado de la merienda… Los dietistas recomiendan hacer cinco comidas diarias, así que haremos una parada en otro lugar emblemático de Santa Cruz: Viva María [calle Suárez Guerra nº 20]. Sandwiches y bocadillos para todos los gustos, pero sobre todo, zumos de frutas naturales para que la dieta provoque menos remordimientos…
Y un último sitio que se mantiene y al que a partir de ahora, con el calorcito, acudiremos más a menudo: La Flor de Alicante [calle de La Rosa nº 29], donde se puede tomar la mejor horchata y una leche merengada de vicio. Cuando cierra, a principios de año, podemos dar por seguro que el invierno se ha instalado en Santa Cruz…
Para cerrar la jornada, un último capricho en Chema’s Gin Club [calle San Antonio nº 54]. Este local nocturno, que ha ganado espacio y belleza tras su remodelación, se precia de elaborar los mejores gin tonic y cualquier cóctel que el cliente demande, incluso sin alcohol, como un daiquiri de frutos rojos que no defraudará a los que se tienen que poner al volante.
Para los que recalan allí con el estómago vacío, Chema’s Gin Club ha incorporado una buena oferta de quesos y las conservas La Cala, de Albert Adriá, que maridan a la perfección con la coctelería disponible en el local. | José L. Conde
