Comer por los ojos

'León come gamba', el último fenómeno viral en gastronomía | Foto: RTVE
‘León come gamba’, el último fenómeno viral en gastronomía | Foto: RTVE

Diseño, fotografía y redes sociales, los nuevos aliados de la cocina

‘León come gamba’ es, en estos momentos, el plato más visto en todo el planeta, a pesar de que la creación de Alberto Sempere le costó su expulsión fulminante del concurso televisivo Master Chef. Y constata que aunque la comida entre por los ojos, la boca, a veces, se empeña en echarla fuera…

En las antiguas enciclopedias culinarias, con ilustraciones en blanco y negro, la imagen tenía un fin didáctico: que el lector y aficionado a la cocina distinguiera un cucharón de una espumadera; una perdiz de una codorniz, o supiera dónde estaban los cortes de cordero, vaca y cerdo, por poner un par de ejemplos.

Hasta en el libro 1080 recetas de cocina de Simone Ortega, con el que empezó sus pinitos culinarios medio país, la imagen repetía este esquema… hasta que el ascenso meteórico de la ‘alta cocina’ y los grandes chefs abrieron las puertas de los fogones a la moda, el diseño y la fotografía.

Los uniformes de los cocineros abandonaron el blanco y se colorearon –Chicote es el caso más extremo-, la fotografía gastronómica se ha convertido en un nuevo arte y el diseño de los platos en un laborioso puzle que deslumbra a los comensales.

Minúsculas verduras, mezclas asombrosas, trucos de magia con ingredientes naturales y algo de química se colocan en el plato con una técnica casi pictórica. Claro que para convencer al comensal, no sólo tiene que ser agradable a la vista, sino al paladar, porque la comida, al fin y al cabo, es una cuestión de papilas gustativas.

Ese toque ‘fashion’ en la mesa afecta también a los manteles –que vuelven, afortunadamente, a ser imprescindibles-, la cubertería –aunque con algunas piezas tengamos quebraderos de cabeza- y la vajilla –desde el blanco inmaculado hasta la concha nacarada-.

La vajilla ya no se limita a los platos. Ahora la comida llega escondida en ‘cajas sorpresa’, o las croquetas se amontonan en un mini carrito de supermercado, sin olvidar mejillones naturales envasados en falsas latas, las cucharas-plato, las pizarras, las piedras de sal y lo que se tercie de aquí en adelante.

Las redes sociales han convertido la comida en un arte practicado desde hace siglos: el bodegón de membrillos y jarra de metal de Luis Meléndez o la mujer friendo huevos de Velázquez, que pueden verse en el Museo del Prado ahora se han transformado. El nuevo museo se llama Instagram –y en menor medida Pinterest-, donde los nuevos artistas exponen sus propios bodegones: desde el café mañanero hasta la cena con los amigos, pasando por el ‘bocata’ de media mañana, el pincho y la merienda.

La televisión se ha apuntado a la moda gastronómica, con programas como Master Chef o Pesadilla en la cocina, recogiendo la estela de Youtube, el canal de vídeos por excelencia, donde proliferan los tutoriales de cómo hacer huevos fritos, como convertir una zanahoria en una flor y los cocinillas anónimos que triunfan en la red con sus recetas. Ahí sobresalen dos nombres: Samantha Lee, que ‘dibuja platos comestibles’ y RED Hong Yi, que utiliza la comida para ‘pintar los platos’.

En cualquier caso, los ingredientes están a disposición de todos: buenos ingredientes, buenos instrumentos y paciencia. Y buen gusto, que eso ya es harina de otro costal… | Marita Villalba