Enrique Mendoza, comerciante enamorado del vino, empezó su andadura en el municipio alicantino Alfaz del Pí a finales de los años 70. No fue hasta la década de los 90 cuando empezó a producir sus propios vinos, forjándose como la empresa familiar que conocemos hoy. Pronto se convirtió en uno de los líderes alicantinos, especializado en las cepas francesas. Actualmente su hijo Pepe Mendoza se encuentra a la cabeza junto al resto de sus hermanos.
La filosofía de esta familia se resume en la premisa “el mejor vino está en el mejor viñedo”. Por esta razón apuestan por el cultivo ecológico (nada de herbicidas ni pesticidas), con tratamientos preventivos de homeopatía, mimando la viña, trabajando con bajos rendimientos para obtener vinos con personalidad, fiel reflejo del terruño.
Enrique Mendoza Chardonnay Joven. A la vista estamos ante un vino que se encuentra limpio y brillante, con un atractivo color amarillo pajizo pálido con reflejos verdosos y una densidad media. Sólo con mirarlo podemos deducir su juventud y viveza.
En nariz, limpio, con una intensidad aromática media-alta y cierta complejidad. Destacan las notas a frutas cítricas, a fruta blanca como la manzana verde, notas a frutas tropicales maduras como la piña o el plátano. Acompañado de notas herbáceas y florales, heno y notas a pastelería y bollería debido a su contacto con los lías finos y levaduras durante cuatro meses.
En boca es seco, fresco, con una buena acidez, estructurado, equilibrado y frutal. Con recuerdos a la carga frutal que aparecía en nariz y un final un tanto amargo y amplio. De recorrido medio, sabroso y elegante.
Este Chardonnay es el jovencito de la familia, dotado de complejidad, frescura y alegría.
Maridaje: Cherne con papas y batata yema huevo. Ensalada de pasta, carnes blancas…
Copa de cata: Riedel Overture White Wine. | Tara Hernández-Monzón Cejas-Fuentes. Sumiller de El Gusto por el Vino