Didier Belondrade, el gabacho que cambió la historia de los vinos blancos, presentó en Tenerife su proyecto vinícola
Didier Belondrade, el gabacho como él mismo se define, que un día quiso crear el mejor vino 100% verdejo en Rueda (Valladolid), ha visitado recientemente Tenerife para promocionar las maravillosas creaciones que salen de las bodegas Belondrade y Lurton. Ameno, locuaz, divertido, presumido, aunque afirma que no, ha conseguido revolucionar el mundo de los blancos que se oculta tras la etiqueta naranja, hoy icono de unos vinos que, sin duda, marcan tendencia.
Belondrade llega de la mano de Toño Armas, de El Gusto por el Vino, quien fraguó una promoción por diferentes restaurantes de la isla para dar a conocer un producto que según la prestigiosa guía Peñín, es una “maravillosa creación de la variedad verdejo y una conciliación perfecta con el roble”.
A Didier le gusta hablar de su bodega, de sus vinos, del sello de la etiqueta que representa un gallo francés ganadero, de su familia e incluso se lanza cuando, preguntado por los vinos del 2013, afirma que “todavía no sabe qué va hacer. Esperaré a junio para decidir” .
Una filosofía. Las bodegas Belondrade y Lurton es más que un vino, es una filosofía, que, además, apuesta por el medio ambiente, la selección minuciosa de la uva, con el desarrollo de sus propias levaduras para después mantener el mosto casi un año en barrica y seis meses en botella antes de introducirlo en el mercado.
Didier Belondrade, tras instalarse definitivamente en La Seca (Valladolid) con una singular bodega, ha comenzado a elaborar, junto a la enóloga Marta Baquerizo de la que habla maravillas, otros dos vinos a los que ha puesto el nombre de sus hijas: Quinta Clarisa Belondrade y Quinta Apolonia Belondrade, ambos bajo la denominación de origen Castilla y León. El Clarisa es un rosado 100% tempranillo, mientras que el segundo de la varietal verdejo nace con vocación de futuro.
En las presentaciones en la isla se cató un Belondrade y Lurton 2006 Magnum, de las que ya no queda ninguna botella en la bodega de Valladolid, excelente para tomar con tranquilidad, que diría su elaborador. Además recomendó que guardaran las sensaciones en la memoria de este gran blanco, ya difícil de conseguir, a excepción de las debidamente guardadas en El Gusto por el Vino.