La Posada del Pez, un local que dará mucho que hablar

El chef Carlos Villar y Silvia Puertas defienden una cocina creativa y sencilla | Foto: J.L.C.
El chef Carlos Villar y Silvia Puertas defienden una cocina creativa y sencilla | Foto: J.L.C.

El chef Carlos Villar y Silvia Puertas defienden una cocina creativa y sencilla respetando los sabores de los productos

El núcleo de San Andrés, en la capital tinerfeña, se ha visto enriquecido con un nuevo restaurante situado en el número 2 de la carretera de Taganana. Se trata de La Posada del Pez, en cuya cocina oficia el gallego Carlos Villar, quien trabaja mucho y bien los productos frescos capturados en el litoral de su tierra a los que aporta creatividad, originalidad y sencillez en la elaboración y respeto a la materia prima.

El restaurante, con una capacidad para unas 30 personas, es acogedor y con la cocina y los expositores a la vista de los clientes que los fines de semana acostumbran a llenar el local. En la sala está Silvia Puertas, pareja de Carlos, quien mima a los clientes, a la vez que explica los productos adquiridos ese día.

El menú elegido por Carlos Villar para una degustación consistió en unos percebes con tomate siberiano verde; mejillones en escabeche; carpaccio de vieiras con vinagreta de mango y ceviche de abadejo, en los que se apreciaba, sin duda, la calidad de las materias primas. Todavía en los entrantes sirvió unas navajas y mollejas son salsa teriyaki, sorprendente.

Un canelón con morcón y setas, quizás muy potente de sabor y al que habría que aligerar la potencia del cerdo y el pimentón, dio paso a una sabroso rodaballo salvaje con verduras. Pero Carlos Villar no solo se enfrenta a las  materias primas de las costas gallegas, sino que también cocina un jabalí con cebolla glaseado, exquisito. El remate fue un canutillo de queso con helado de vainilla y yogourt con melocotón.

En La Posada del Pez no solo encontramos pescados capturados en Galicia, aunque en la degustación fue así, sino también de las aguas canarias.

Los vinos elegidos procedían de la acertada mano de Toño Armas, de El Gusto por el Vino. Para despertar el paladar un champagne André Coulet, 100% pinot noir. Luego un Vallegarcía, elaborado en las finca Montes de Toledo, con la varietal viognier 2011 y un verdejo 2012 de Belondrade y Lurton.  De tinto se probó un Cepa 21, añada 2011, del nuevo proyecto liderado por la familia Moro. | José L. Conde