El Club Oliver se renueva

 

Espejo de aguacates con salmón de Uga en dados y brotes | Foto: J.L.C.
Espejo de aguacates con salmón de Uga en dados y brotes | Foto: J.L.C.

El presidente Pablo Machado presentó una carta clásica con innovaciones

El Club Oliver, una sociedad con más de 500 miembros, y una nueva junta directiva, que preside Pablo Machado, ha dado los primeros pasos para renovar la carta de su restaurante  y hacerlo más acorde con los nuevos tiempos, pero sin perder la esencia de este centro de gran arraigo en Santa Cruz. Machado presentó días atrás el nuevo proyecto basado en un servicio personalizado y platos exquisitos que combinan una cocina clásica con innovaciones y unos platos que se caracterizan por su frescura  y presentación.

El servicio de restauración está a cargo en estos momentos de Miguel de la Vega Vidal y de Antonio Sáenz Rodríguez de Azero y en las cocinas figura un joven chef de 24 años llamado Abel Ferrándiz González, pero con amplia experiencia en restaurantes  de Madrid y Tenerife pese a su corta edad.

La presentación consistió en una selección de los platos integrados en la carta y que a diario se preparan en las cocinas de este distinguido club. Tras los aperitivos se degustó una deconstrucción de la crema de berros y millo y un espejo de aguacates con salmón de Uga en dados y brotes, platos ligeros que respetaron los sabores de las materias primas.

A continuación un lomito de cherne, en su punto de cocción todo hay que decirlo, con aromas de nuestra tierra y pimientos asados. El cochinillo lechal, plato fuerte del menú, deshuesado y cocinado a baja temperatura con crema de castañas, y la propia salsa obtenida de su paso por el horno, francamente muy rico y jugoso en el paladar.

De postre, una mousse de galletas María y guayaba y un cremoso de chocolate negro y rooibo del abuelo, que combinan tradición y modernidad bien presentados. A Abel Ferrándiz, formado en el hotel Escuela de Santa Cruz de Tenerife, y con experiencia, entre otros, en El Bohío (una estrella Michelin),  Illescas, Bahía del Duque, El Patio y El Archete, entre otros, se le aprecia talento y destreza en la ejecución de los platos.

Los vinos seleccionados para la ocasión fueron Contiempo seco, D.O. Valle de Güímar, Mauro Vino de la Tierra de Castilla y León y Malvasía brut nature de Bodegas Bermejo, de Lanzarote.

Es preciso recordar que el restaurante del Club Oliver, elegante siempre y especialmente en estas fiestas prenavideñas, no está abierto al público, a excepción de que se vaya acompañado de un socio.

Con respecto a Miguel de la Vega y Antonio Sáenz decir que son dos empresarios con amplia trayectoria en el mundo de la restauración con experiencias diferentes que se han complementado en este proyecto. De la Vega aporta la profesionalidad y conocimientos en el servicio al cliente, mientras que Sáez aborda los problemas de administración y gestión económica.

Escenario privilegiado. A todo ello se suma un escenario privilegiado. Esta mansión de estilo colonial, construida en los años 20, fue en su época una de las principales y atractivas edificaciones de la época ubicada en pleno corazón de Santa Cruz y cuenta con un elegante comedor ahora reforzado con esta propuesta culinaria.

El Oliver cuenta con unos 300 socios propietarios, a los que se añaden otros 200 provisionales y los denominados de mérito, que continúan viviendo “el club como una prolongación más de nuestras casas”, según señala a este periódico el presidente Pablo Machado. | José L. Conde