Catas de Dehesa de los Canónigos y Bollinger en El Gusto por el Vino

La vinoteca El Gusto por el Vino, sita en la avenida San Sebastián 55,  vuelve  a ofrecer sus tradicionales catas de vino y champagnes. En esta semana, concretamente el miércoles, 24, a las 18 horas,  tendrá lugar una cata de Dehesa de los Canónigos a cargo de la enóloga Belén Sanz.

Como se sabe, esta bodega se levanta a orillas del río Duero, cerca de Pesquera, en una de esas edificaciones sencillas, de corte rural. Su fisonomía refleja la larga trayectoria de una explotación agropecuaria en la que el vino tuvo mayor o menor importancia en función del contexto social y económico. Naves de más de 150 años, ahora restauradas, siguen manteniendo la majestuosa disposición de vigas y los muros de adobe de ochenta centímetros de espesor, lo que constituye un gran aislante para mantener la temperatura adecuada en la elaboración y crianza de los vinos.

La bodega, fundada en 1988, forma un conjunto de pequeñas edificaciones agrupadas en torno a un caserón que sigue siendo vivienda y en la que el hoy propietario Luis Sanz, habita con los suyos. Los muros encalados, lo bajo de las edificaciones y la estructura arquitectónica en forma de “U” dan al conjunto un aire más vasco que castellano, como si fuera una antigua Dehesa de pasado floreciente.

Pero el paisaje despeja rápidamente cualquier duda; tras la bodega-vivienda, un frondoso bosque de pino mediterráneo se prolonga hasta orillas del Duero, cuyas aguas marcan el límite de la finca; y al frente, parte en el llano y parte encaramándose en las colinas, se extiende el inconfundible viñedo ribereño. Las cepas son hoy la principal razón de ser de Dehesa de los Canónigos y el vino su actividad más relevante.

Dehesa de los Canónigos es hoy una finca de seiscientas hectáreas, de las cuales setenta corresponden a viñedo; entre sus viñas rigurosamente cuidadas, se encuentran las variedades Tinto Fino, Cabernet Sauvignon, Merlot y Albillo.

Tienen la importancia de haber sido con su matriz, la primera finca en haber plantado la vid en la repoblación del Duero. Esto sucede en el mandato del tercer Abad de Santa María de Valbuena, con vides procedentes de Borgoña.

La Desamortización de Mendizábal hace que pase a manos privadas aunque eso sí, manteniendo la calidad del fruto.

La finca también arropa ciento noventa y ocho hectáreas de pinar piñonero, cinco mil olivos de variedad arbequina y otros cultivos de remolacha y cereal, con una nueva y moderna infraestructura de regadío integrada en la Comunidad de Regantes del Canal de Riaza de la que Luis Sanz es presidente desde hace 30 años. El Duero, río que baña estas tranquilas tierras. Sus aguas refrescan la ribera de esta soleada finca, su sonido al pasear es como un canto que escuchas en tu paseo por los caminos y pinares que forman parte de Dehesa de los Canónigos. 

Por otro lado, el jueves, 25, a las 18.30 horas tendrá lugar una cata del prestigioso Bollinger, dirigida por Dorothée Bonnaire, jefe del área de exportaciones de la casa francesa con sede en Aÿ. Pocas casa de casas de champagne tienen la fama y prestigio de Bollinger, afianzada desde los comienzos del siglo XIX por una seriedad y regularidad que se han mantenido intachables a través de los años. Bollinger posee algunas de las viñas más viejas de toda la región y es uno de los escasos productores de la zona que fermenta sus vinos base en roble. La última creación de la legendaria casa Bollinger es este champagne rosado, fresco y expresivo, con delicados matices de frutas del bosque, elaborado a partir de la singular Special Cuvée, a la que se ha añadido un 5% de vinos tintos, procedentes de cepas de Pinot Noir que crecen en viñedos calificados como Grand Cru. Destaca por el prestigio que posee Bollinger entre los amantes del champagne.