El toque personal de Macusamba

El pasado jueves 18 de octubre tuvimos la oportunidad de poder descubrir la gastronomía y los encantos del restaurante Macusamba Privee, ubicado en las instalaciones del hotel Contemporáneo en la Rambla de Santa Cruz de la capital tinerfeña. Nos recibió su nuevo director Fernando Molero de Ávila y el chef Richard Márquez Abreu nos deleitó con platos de una comida tradicional canaria con un toque personal de otras latitudes que no dejó a nadie indiferente.

Todo empezó con un combinado de aperitivos donde competían entre ellos los sabores del tartar de atún al estilo japonés con el guacamole sobre crujiente de comino, la tostada de mi-cuit de foie con piña asada y reducción de Pedro Ximenez con la tostadita de almogrote de pimienta verde o la cuchara de ceviche y caviar de naranja con un saquito de morcilla de burgos, queso de cabra con manzana caramelizada.  Como ustedes habrán podido comprobar, los entrantes fueron variados y cada uno pudo combinarlos a su antojo, siguiendo sus sentidos empezando por lo dulce o lo salado mezclándolo con lo picante o  más suave y generar en la boca una explosión de sabores canarios, de la Península, de Francia, Asia y Suramérica. El menú continuó con un embutido de marisco al grill sobre hojas de berros y vinagreta de verduritas de jengibre. El contraste entre la suavidad y jugoso embutido de marisco con la frescura del berro juiciosamente aliñado no podía quedar mejor. El taco de cherne confitado,  sobre arroz meloso e infusión de hinojo tuvo mucho éxito, aunque algunos encontraron el arroz demasiado jugoso. Sin embargo el tronco de solomillo de ternera sellada con  mostaza antigua, caramelizado al soplete acompañado por una  terrina de papas a la riojana convenció a todos. Un paseo por los postres de la casa, mousse de chocolate, hojaldrito de manzana verde y la tarta de queso y mango sellaron un almuerzo acompañado por un vino joven de la denominación de origen  Ribera del Duero, con una estructura clásica de esta región vinícola donde predomina los sabores de frutos rojos recién cortados adecuadamente envuelto en los sabores de regaliz proporcionado por una crianza en barrica de roble francés durante 6 meses. Nos gustó que su graduación no superara los 13,5º, cuando muchas veces estos vinos jóvenes llegan a una graduación que puede alcanzar los 15º, saturando con un solo vaso las apetencias de los comensales. Con una mesa perfectamente galardonada, un ambiente privilegiado y un servicio impecable, con una buena copa de los mejores, coñac, whiskies y rones, nos quedamos hasta el atardecer para disfrutar de la buena compañía y comentar la actualidad.

Eric Landrau. Miembro de la Academia de Gastronomía de Tenerife