El cocinero que miraba las estrellas

Braulio Simanca elabora uno de sus platos

La inauguración del Gran Hotel Bahía del Duque en el año 1994 supuso un acontecimiento que revolucionó en las islas la manera de concebir el turismo.  Y uno de los aspectos, que toca destacar en estas páginas, es el del tratamiento del mundo de la gastronomía. Desde el primer día el esfuerzo realizado en el aspecto culinario ha dado sus frutos. Muchos han sido los galardones recibidos, entre los últimos, el de cocina de Hotel que concedió Diario de Avisos, por sus platos de calidad en los diferentes restaurantes del complejo y por la creación de un establecimiento especializado, como es Las Aguas, que primero dirigió el estrella Michelín, Salvador Gallegos, y que ahora afronta con éxito Braulio Simancas, y que como dijo en su día Manuel Iglesias “ha tomado la apuesta de ofrecer la cocina canaria adaptada a un servicio de gran nivel y con el protagonismo de los productos de la mar y de la huerta de Tenerife, así como de sus vinos”.

En unas recientes jornadas gastronómicas celebradas en el hotel, Simancas propuso a los comensales un carpaccio de corvina con granizado de tomate y pequeña ensalada de germinados, lomo de cherne sobre arroz meloso amarillo, emulsión de mojo de aguacate y cilantro, canelón de cochino negro canario, consomé de papas y aroma de fruta, cordero ‘pelibuey’ macerado y cocinado en adobo tradicional, escacho de papas y cebolleta tierna y verduras lavadas con hierbas aromáticas, granizado de frutos rojos y ron blanco de las islas, fresas, yogur y rosas. Todo ello maridado con acierto con vinos de la isla como Tajinaste blanco seco 2011 (D.O. Valle de La Orotava), Viñas El Drago 12 meses barrica 2006 (D.O. Tacoronte Acentejo),  y Contiempo vino tinto de postre 2010 (D.O. Valles de Güímar).

A Simancas se le ve que quiere respetar los orígenes de la cocina canaria, aportándole las dosis de creatividad justas en cada uno de los platos para no producir estridencias. Fue, a mi juicio, una cena para ser recordada porque la trayectoria imparable del cocinero seguirá dando que hablar. Probablemente tiene muchas páginas que escribir sobre gastronomía.  No podemos olvidar tampoco al equipo que está junto a Simancas compartiendo los fogones o el servicio de mesa que cumplió las expectativas más exigentes. Pero aunque Las Aguas sea el buque insignia del hotel en lo referente a la gastronomía, el resto de los ochos restaurantes (desde el beach club hasta el asiático) mantienen un nivel de calidad que cada día alcanza un mayor reconocimiento entre los huéspedes. Tal es así que la mayoría prefieren quedarse en el Bahía del Duque antes que salir a buscar otros restaurantes. Simancas ha conseguido el entorno apropiado, Las Aguas, para desarrollar su imaginación y buenhacer, además en un lugar donde mira las estrellas hasta que le llegue el turno de tocarlas con las manos. | J. L. Conde