Relevo generacional

Codillo con chucrut y puré de papas, un plato típico de los dos restaurantes, Las Chozas y La Finca | Foto: J. L. Conde
Codillo con chucrut y puré de papas, un plato típico de los dos restaurantes, Las Chozas y La Finca | Foto: J. L. Conde

Las Chozas y La Finca ambos en Los Realejos, fueron premiados por DIARIO DE AVISOS en los años 1986 y 1987

Tenerife es una isla que ha absorbido siempre gastronomías de otros lugares. Si ahora están de moda las influencias orientales, peruanas y mexicanas, hace algo menos de 50 años lo fueron las cocinas centroeuropeas. Un ejemplo de ellas son los restaurantes Las Chozas y la Finca, ambos ubicados en Los Realejos, cerca del que fuera municipio turístico por excelencia el Puerto de la Cruz.

Ambos recibieron en su día los reconocimientos de los Premios de Gastronomía DIARIO DE AVISOS. Concretamente las Chozas fue elegido como Mejor Restaurante en la primera edición de los galardones, año 1986, mientras que La Finca lo consiguió un año después, en la categoría de Mejor Cocina Extranjera.

Las Chozas (calle el Jardín) fue inaugurada en el año 1981 por los hermanos Peter y Carlos Allgayer Gabbe, de origen alemán pero criados en Sevilla, y la esposa del primero, Renate, con la finalidad de dar conocer en Tenerife la cocina del país germano y la andaluza.

Tras varios relevos familiares en el restaurante hoy en día está en manos de Laura, hija de Carlos, y su marido Cristo Bencomo, quienes mantienen la culinaria de aquella época, incluso con los recetarios que emplearon los fundadores siguiéndolos al pie de la letra.

A pocos kilómetros se encuentra La Finca (calle Castillo 48), que abrió sus puertas por primera vez en 1971, por Detlef y Renate Dreisörner, grandes amantes del mar, que fueron decorando el restaurante con innumerables piezas de barcos que todavía cuelgan de paredes y techos del local. Detlef llegó a Tenerife, procedente de su ciudad natal Hamburgo, para trabajar en el que fuera afamado restaurante Otto de Puerto de la Cruz. La Finca hoy en día está regentada por la siguiente generación y más concretamente, por el chef Jörn Dreisörner y su esposa Fátima Pérez González.

Ambos locales mantienen los platos que dieron fama a los fundadores, pero también la misma decoración. Si bien en La Finca como hemos dicho anteriormente está cargada de lámparas, timones, bocinas, maquetas de barcos, anclas, proas de pequeñas embarcaciones que fueron recogiendo en sus viajes o en empresas de chatarrería, en Las Chozas predominan las maderas con mesas amplias y generosas para reuniones de grupos como gusta celebrar a los centroeuropeos.

Cristo Bencomo, que se encarga de la sala en Las Chozas, nos comenta que aparte de recetario alemán, han incorporado unas cámaras para madurar carnes y chuletones que trae específicamente de Galicia y que han tenido éxito entre su clientela. También trabaja algunos platos de casquería como por ejemplo los sesos rebozados con salsa de curry.

En la carta nos encontramos de entrada con la tradicional ensalada de arenques y los chipirones rellenos de gamba. Le siguen el cherne con salsa de puerro, el centro de salmón con pimienta verde  y en carnes el chateaubriand  o el stroganoff a la piedra y la fondue de novillo.

En los postres podemos degustar profiteroles de nata con chocolate, el strudel de manzana o algunas elaboraciones del repostero Pedro Rodríguez Dios.

Jörn Dreisöner nos cuenta que mantiene el recetario de su padre, que por cierto falleció hace aproximadamente un año, aunque ha versionados algunos platos para tapas con la finalidad de  que los comensales puedan degustar más elaboraciones y compartir.

Entre los platos de la carta figuran el tartar de salmón fresco; la ensalada con pechuga de pato e hígado; el codillo de cerdo (eisbein) con col ácida y puré de patatas; tournedós de buey, rúcula, vinagreta de trufas, parmesano y tomates o el solomillo Wellington, con setas envuelto en hojaldre, salsa y papas. En cuanto a pescados, la terrina de salmón con setas y horneado con pasta hojaldre o al curry con puerros y fruta de mango. De postre el strudel de manzana o higos al vino son más que recomendables. | José L. Conde