La cocina virtual

 

Internet nos mete en la cocina para convertirnos en chefs de éxito sin mancharnos el delantal

Para abrir una cafetería o un restaurante, incluso para aprender a ejecutar todo tipo de platos y ser un chef famoso, no hace falta romperse la cabeza para conseguir todos los permisos, ni siquiera mancharse el delantal. Facebook y los teléfonos móviles –además de otras plataformas- se han transformado en cocinas virtuales donde millones de usuarios hacen sus pinitos en los fogones. La cocina virtual está en uno de sus mejores momentos.

‘Cocina con Sara’, calificado como un juego de chicas, está dirigido a las más jóvenes de la casa y tiene un planteamiento sencillo: la cocina, los utensilios y los ingredientes necesarios para ejecutar múltiples recetas. El juego indica cómo conseguir, por ejemplo, un buen guiso de salmón para que el cocinero-jugador intente luego  hacerlo cada vez mejor.

En Facebook acaba de aterrizar Cooking Mama. El planteamiento es similar, pero añade más complicaciones: Ya no se trata de elaborar un plato, sino ejecutar un menú completo, desde aperitivos hasta platos principales y postres para los clientes del restaurante que, cómo no, se llama “Mama’s”.

Es cierto que en una cocina virtual no nos manchamos el delantal, no corremos el riesgo de quemarnos con el aceite y no tenemos por qué probar el resultado de nuestros experimentos en los fogones, pero llegar a ser un buen cocinero, tener un restaurante cada vez más grande requiere algunas habilidades: dependiendo de lo bien y rápido en que completemos cada paso, recibiremos una puntuación que nos permitirá subir de nivel, disponer de más ingredientes y ofrecer mejor servicio.

Los juegos de Facebook han introducido mejoras estéticas nada desdeñables. El avatar que cocina ahora no es como el de hace años, un personaje cabezón, metido en un decorado con nulas posibilidades de cambio. Ahora el ‘cocinillas virtual’ se puede ‘tunear’ con éxito: color de ojos, de piel, peinado, uniforme, zapatos, etcétera. Y puede redecorar –y ampliar- su establecimiento a medida que avanza en el juego, supera retos y consigue puntos.

No hay que perder de vista que, al fin y al cabo, estamos hablando de juegos y el componente adictivo es uno de los riesgos de meternos en la cocina virtual. Hay que cocinar los platos en un tiempo determinado porque si nos entretenemos más de la cuenta en el mundo real, nuestra hamburguesa virtual puede quemarse, pudrirse y llenarse de moscas y ahuyentar a la clientela.

En algo coincide el cocinillas virtual con el real: el trabajo es muy sacrificado. Nadie se conforma con un pequeño café o un restaurante de apenas cuatro mesas. Sobre todo cuando un amigo ya tiene 24 mesas, un establecimiento el doble de grande, mejores hornos y hasta un árbol de Navidad para cuando llegue diciembre. El cocinero, en algún momento del juego, se convierte en empresario de la restauración y se complica la vida… virtual.

Al calor de los juegos de cocina los teléfonos móviles se han sumado a la moda de poner restaurantes virtuales. La marca Gallina Blanca es una de las empresas que se ha sumado a la moda con ‘Pocket Chef’, un juego permite elegir el chef que más nos guste entre tres opciones, y nuestra cocina preferida entre cinco ambientes diferentes.

Pero el móvil ha hecho algo más. Ha encontrado recetarios para todos los gustos, buscadores de restaurantes y en el caso de Tenerife, hasta de guachinches, y ha puesto en nuestras manos algunas utilidades, como el temporizador, que nos permite ajustar el tiempo de cocción de un huevo duro. | Marita Villalba