Cándido Hernández, un apasionado de la viña

 

Cándido Hernández, en uno de sus viñedos

 

Las bodegas, repartidas entre el Valle de Güímar y la comarca Tacoronte-Acentejo, cambian de imagen

Pionero en el embotellamiento de los vinos tinerfeños, Cándido Hernández sigue todavía pensando en sus viñas ubicadas en los municipios de Candelaria, La Matanza y El Sauzal. Acompañar a este inquieto agricultor y bodeguero por sus fincas, es un placer  difícil de explicar. A bordo de un  4 por 4, va explicando todos los pasos que ha tenido que dar, y las zancadillas que ha tenido que sortear, para sacar adelante estas fincas algunas de las cuales todavía no solo no están produciendo uvas, sino que se encuentran en fase de construcción de muros resistentes para contener los bancales y de rellenado de tierra de cultivo.

Este bodeguero incansable, que a diario recorre sus viñedos, mira con detenimiento cómo avanza su proyecto vinícola, del que dice que “si te olvidas de la inversión, es rentable”.

Varios son los vinos que produce las Bodegas Cándido Hernández Pío y que están avalados por 25 años en el mercado y un amplio abanico de caldos de las denominaciones de origen Comarca Tacoronte-Acentejo y Valle de Güímar, que ahora han cambiado de etiqueta.

La apuesta por la uva canaria tradicional está clara. En las fincas del municipio de El Sauzal, surgen bajo la denominación  comercial Viña Riquelas tres tipos distintos que son el tinto negramoll, el gual y el blanco afrutado.

Ya en el municipio de Candelaria, y a la 150 metros de altitud, nos encontramos con el Calius  blanco afrutado, el blanco , el tinto tradicional y el  reserva, esté último que se mantiene 13 meses en barricas de roble francés y americano, para luego pasar 24 meses en botella.

El Balcón Canario, de las fincas de El Sauzal, embotella  desde el crianza hasta el tinto  tradicional. | J.L.C.